Caracas,
04 de diciembre del 2013
Querido
Niño Jesús
No sé como iniciar esta carta porque
siempre es tan difícil hablar contigo, aunque seas el mejor oyente que existe
en el mundo, debes entender que tu método comunicativo es antiguo y que existen
personas que lo ven como un enigma. ¿Por qué dejamos de ser los mejores amigos?
Te lo pregunto porque soy adicto a las preguntas retoricas, sin embargo
recuerdo cuando nos hablábamos en la madrugada y conversábamos de mis
preocupaciones, sueños, inseguridades y metas; pero como el mal amigo que soy,
no te hable de lo más importante.
Jesús, he estado muerto de miedo,
temblando por el futuro, he sido cobarde, egoísta, malintencionado, un total
idiota con las botas bien puestas y sé que fue mi error, pero cuando tus
inseguridades son las que caminan con tus pies, todo lo que oyes y ves se
vuelve correcto para cada uno de nosotros; he ahí el porqué no te volví a
hablar, mucha gente me decía que tu amas o respetas un solo tipo de persona,
con un solo tipo de creencia, preferencia sexual y cultura; entonces mi fe empezó
a flaquear; deje de hablarte, deje de contestar tus llamadas, tus mensajes, tus
señales.
Recuerdo aquella vez cuando se me había
perdido el dinero del pasaje, estaba asustado y apenado por la situación que debía
enfrentar con el conductor al momento de bajarme, pero una persona apareció de
la nada en el autobús y se ofreció a pagarme el pasaje, yo rehusé por
cuestiones de humildad, pero me petrificó cuando dijo: "Tranquilo, tú y yo
no nos volveremos a ver", ¿por qué dijo eso? ¿Cómo lo sabía?, entonces
acepte el dinero, pero cuando le dije al conductor que se detuviera, no hizo
caso y me dejo donde le dio la gana; eso no me sorprendió, me baje pensando en
aquella persona, pero seguido a eso, otra situación estaba dando lugar frente a
mis ojos: un niño llorando en el medio de la calle; le pregunté porque estaba
llorando y me dijo que estaba perdido, que se salió de su casa y no recordaba
como regresar; la parte buena es que yo soy bueno con mi orientación espacial,
así que logre llevarlo a casa, donde su madre se mostro muy agradecida
abrazándome y besando mi mejilla. Toda esta situación tenia nombre y apellido: Jesús
de Nazaret; con esto aprendí que solo las buenas acciones atraen buenas reacciones;
tu modo de actuar no es a través de eventualidades espirituales, sino de
situaciones que puedan hacernos reflexionar para mejorar como personas; por eso
hoy por hoy, lo que me ocurrió aquel día lo llamo "milagro".
Si apelamos a la popularidad, el
protagonista más famoso de la historia humana se me acerca ¿y lo rechazo?; si
analizo la espiritualidad, uno de los seres con más estabilidad emocional
quiere darme algo de paz ¿y lo discrimino?; si aplico las buenas costumbres, el
personaje que es guía del patrón de crianza de mis padres quiere ensenarme algo
¿y lo ignoro? No hay excusas Jesús, te rechacé, te discriminé e ignoré siendo
que no tengo razones suficientes para cometer estos actos, soy un ser humano
que busca lo que busca el resto de mi especie: placer, paz y amor; y por eso te
escribí, porque tu cumpleaños se acerca y en vez de darte un regalo, yo quiero
que me regales algo de ti: quiero que vuelvas a ser mi amigo y que tengas
consciente que soy un tonto imperfecto que intentara no seguir tu imagen, sino
tu ejemplo, porque los amigos somos eso: seguidores de buenos ejemplos. Cuídate
Jesús, espero poder hablarte esta noche y contarte lo maravillado que he estado
últimamente. Feliz Navidad, feliz cumpleaños.
PD.
Con
mucha devoción y cariño, se despide
David.