domingo, 9 de noviembre de 2014

Santa Ruptura

     Recorrer las calles de este país nunca ha sido fácil y menos de noche donde el trabajador quiere ir a descansar y el malintencionado empieza a obrar; Daniel Tenorio transita la avenida con calma, sin importar que su país sea el séptimo en el mundo con más secuestros, tenga una tasa de 81% de robos y hurtos, y además sea anunciado por la ONU como el segundo país más violento en la actualidad; su única preocupación es llegar a tiempo a la cita que propuso a su amigo la noche anterior para poder hablar su propia experiencia de privación a la libertad.
I
     Avenida Principal de Valle Arriba, Conjunto Residencial Capri, apartamento C-32, una puerta metálica pintada de blanco acompañada de un farolito de luz que me parpadeaba coquetamente con su luz, toqué la puerta dejando al timbre en paz como me dijo David que lo hiciera, él me comentó que su vecino es un típico policía corrupto y por ser yo un periodista que estaba armando una investigación de secuestros, era mejor pasar por desapercibido. David abrió la puerta lo más lento posible para que no sonara, pero las bisagras contradijeron su acción, así decidí pasar lo más rápido posible; mi primera vista de halcón notó que su casa había cambiado tanto desde la última vez que la visité: sus paredes ahora tenían un color verde manzana con unos muebles vinotinto, cuadros muy pintorescos, dos muebles llenos de portarretratos además de recuerdos de bautizos, casamientos y graduaciones; le sonreí y le agradecí por dejarme hacer esta entrevista y por ambientar su casa con la dulce voz de Lana Del Rey, me abrazó y solo hablo para ofrecerme algún bocadillo o bebida, sinceramente quería beber algo de alcohol, pero estaba en horas de trabajo así que solo le pedí un poco de agua.
     Nos sentamos y noté una disimulada preocupación por la forma en que se frotaba las manos, además de que no tenia vergüenza para morderse las uñas sin temor a herirse, nunca lo había visto así desde que conversó con sus padres sobre su sexualidad, lo calmé hablándole un poco de música y de cómo le prometía prestarle unos álbumes para que los grabara en su servidor. Mi arma estaba cargada para grabar, le mostré que mi nueva grabadora que era capaz de tipear toda la grabación en un documento Word sin necesidad de tocar el teclado (el sueño de todo periodista)
-Puedes empezar cuando te sientas cómodo –Le comenté bajando la música de fondo- Dime lo que primero se te venga a la mente
-Perfecto, esto comienza en un miércoles santo.
II
     Algunos colegios de Guatire tienen la mala intención de terminar las clases el miércoles santo y para desgracia mía trabajo en un liceo que está abierto dando clases hasta las 6 de la tarde; la oficina estaba demasiado frívola de costumbre, la profesora Aurora no estaba para ofrecerme su típico café llanero, ni Darvis estaba para comentarle algunos problemas de ciertos alumnos  problemáticos, me asome por la puerta y vi a la profesora dialogando con Morfeo, así que deje caer ridículamente un libro para que se despertara, me escondí callando mi risa cuando escucho su voz rechinante avisándome que no hiciera ruido porque “los alumnos necesitan silencio para poder estudiar en armonía” ¿quién podría estudiar de forma armoniosa con esa voz?
     Sonó el timbre y fui un alumno más que gritó con felicidad, tenía un fin de semana largo para llenarlo de cervezas, trasnochos con mi pareja, fiestas con mis amigos y de un súbito sueño dominguero que no poseía desde hace seis meses; arregle mis cosas y salí disparado del colegio, me despedí del portero medio sordo y transité la calle 19 de abril, noté que la calle estaba limpia de estudiantes, no había nadie, ni siquiera los viejitos que jugaban domino todo el día apostando dinero que no tenían, solo había un Camaro azul metálico transitando lentamente; alguien bajo el vidrio de aquel automóvil para preguntarme la hora, yo me acerqué para decirle que eran cinco de la tarde, cuando de repente sentí un revolver en mi espalda y una voz gritándome al oído que no me moviera o si no me iban “quebrar”, solo apunté a decir que se llevaran todo y me dejaran en paz
-Pero panita mío, lo que nos llevaremos es a ti mismo –Comentó el conductor de forma burlona- Móntate o te montamos a plomo bailao’
-¿le pongo la bolsa? Aunque no es necesario, nos dijeron que él era nuevo en Guatire- Dijo confiado el hombre que me apuntaba
-Sí, envuélvemelo para llevar, no quiero error ni peos- Recitó el conductor
III
     Mi vista se escureció, me empujaron a la parte de atrás del carro y no pude saber de mi ubicación hasta que me quitaron la capucha, de inmediato miré mi entorno y fingí demencia de inmediato al darme cuenta que era el rio que estaba a dos cuadras de mi casa. Los secuestradores me impusieron un trato bastante extraño: Ser su pasaje a la entrada del parque La Churca para poder robar personas que estén ahí, yo no podía ni aceptar o rechazar, debía hacer todo a cabalidad o sino yo iba a lamentarlo; comenzamos a caminar y no conseguíamos a nadie, yo estaban muy nervioso y escuchaba dentro de mí los gritos de mi madre entonando mi nombre, uno de ellos me empezó a hablar o yo solo respondía con monosílabos, cuando de repente vi a un amigo policía haciendo guardia, trate de ocultarme de alguna forma, pero Gerardo (El policía) me vio y se acercó a mí, los secuestradores se pusieron tensos y me amenazaron diciendo que tenía que decir que ellos eran mis amigos, yo si empecé a notar que estaban demasiado nerviosos y busqué con la vista la pistola con la que me apuntaron y estaban totalmente desarmados, así que empuje a uno de ellos al rio y corrí con fuerza hacia la dirección de Gerardo, este se puso en posición defensiva y me protegió apuntando al otro individuo, pero ya había huido. Gerardo fue a visualizar al hombre que cayó al rio y no estaba, entonces me preguntó qué fue lo que había pasado y yo le explique había sido secuestrado por eso sujetos, él me pidió nombres, pero nunca los escuché, le pedí llorando que me llevara a mi casa  y eso fue lo que hizo; llegué a casa mareado con mi vista totalmente escandalizada por el color mostaza de las paredes de la sala, llame por teléfono a mi madre y le expliqué todo lentamente para que no se alertara, cosa prácticamente imposible de pedir, ella estaba preocupada porque sentía que yo la llamaba con el pensamiento desde hace horas
-¡HIJO! ¿ESTÁS BIEN? ¿NO TE PASÓ NADA? -Gritó mi madre por teléfono- IRÉ HOY MISMO PARA ALLA
-Estoy bien madre, gracias a Gerardo no pasó nada aunque no estaría mal que vinieras igualmente
-¿SEGURO QUE NO NECESITAS NADA? –Comentó mi madre angustiada

-Sí madre, necesito que me ayudes a elegir un nuevo color para pintar la sala 

No hay comentarios:

Publicar un comentario