Recorrer las calles de este país nunca ha
sido fácil y menos de noche donde el trabajador quiere ir a descansar y el
malintencionado empieza a obrar; Daniel Tenorio transita la avenida con calma, sin
importar que su país sea el séptimo en el mundo con más secuestros, tenga una
tasa de 81% de robos y hurtos, y además sea anunciado por la ONU como el
segundo país más violento en la actualidad; su única preocupación es llegar a
tiempo a la cita que propuso a su amigo la noche anterior para poder hablar su
propia experiencia de privación a la libertad.
I
Avenida Principal de Valle Arriba,
Conjunto Residencial Capri, apartamento C-32, una puerta metálica pintada de
blanco acompañada de un farolito de luz que me parpadeaba coquetamente con su
luz, toqué la puerta dejando al timbre en paz como me dijo David que lo
hiciera, él me comentó que su vecino es un típico policía corrupto y por ser yo
un periodista que estaba armando una investigación de secuestros, era mejor
pasar por desapercibido. David abrió la puerta lo más lento posible para que no
sonara, pero las bisagras contradijeron su acción, así decidí pasar lo más rápido
posible; mi primera vista de halcón notó que su casa había cambiado tanto desde
la última vez que la visité: sus paredes ahora tenían un color verde manzana
con unos muebles vinotinto, cuadros muy pintorescos, dos muebles llenos de portarretratos
además de recuerdos de bautizos, casamientos y graduaciones; le sonreí y le agradecí
por dejarme hacer esta entrevista y por ambientar su casa con la dulce voz de
Lana Del Rey, me abrazó y solo hablo para ofrecerme algún bocadillo o bebida,
sinceramente quería beber algo de alcohol, pero estaba en horas de trabajo así
que solo le pedí un poco de agua.
Nos sentamos y noté una disimulada preocupación
por la forma en que se frotaba las manos, además de que no tenia vergüenza para
morderse las uñas sin temor a herirse, nunca lo había visto así desde que
conversó con sus padres sobre su sexualidad, lo calmé hablándole un poco de música
y de cómo le prometía prestarle unos álbumes para que los grabara en su
servidor. Mi arma estaba cargada para grabar, le mostré que mi nueva grabadora
que era capaz de tipear toda la grabación en un documento Word sin necesidad de
tocar el teclado (el sueño de todo periodista)
-Puedes
empezar cuando te sientas cómodo –Le comenté bajando la música de fondo- Dime
lo que primero se te venga a la mente
-Perfecto,
esto comienza en un miércoles santo.
II
Algunos colegios de Guatire tienen la mala
intención de terminar las clases el miércoles santo y para desgracia mía
trabajo en un liceo que está abierto dando clases hasta las 6 de la tarde; la
oficina estaba demasiado frívola de costumbre, la profesora Aurora no estaba
para ofrecerme su típico café llanero, ni Darvis estaba para comentarle algunos
problemas de ciertos alumnos problemáticos,
me asome por la puerta y vi a la profesora dialogando con Morfeo, así que deje
caer ridículamente un libro para que se despertara, me escondí callando mi risa
cuando escucho su voz rechinante avisándome que no hiciera ruido porque “los
alumnos necesitan silencio para poder estudiar en armonía” ¿quién podría estudiar
de forma armoniosa con esa voz?
Sonó el timbre y fui un alumno más que
gritó con felicidad, tenía un fin de semana largo para llenarlo de cervezas,
trasnochos con mi pareja, fiestas con mis amigos y de un súbito sueño dominguero
que no poseía desde hace seis meses; arregle mis cosas y salí disparado del
colegio, me despedí del portero medio sordo y transité la calle 19 de abril,
noté que la calle estaba limpia de estudiantes, no había nadie, ni siquiera los
viejitos que jugaban domino todo el día apostando dinero que no tenían, solo había
un Camaro azul metálico transitando lentamente; alguien bajo el vidrio de aquel
automóvil para preguntarme la hora, yo me acerqué para decirle que eran cinco
de la tarde, cuando de repente sentí un revolver en mi espalda y una voz gritándome
al oído que no me moviera o si no me iban “quebrar”, solo apunté a decir que se
llevaran todo y me dejaran en paz
-Pero
panita mío, lo que nos llevaremos es a ti mismo –Comentó el conductor de forma
burlona- Móntate o te montamos a plomo bailao’
-¿le
pongo la bolsa? Aunque no es necesario, nos dijeron que él era nuevo en
Guatire- Dijo confiado el hombre que me apuntaba
-Sí,
envuélvemelo para llevar, no quiero error ni peos- Recitó el conductor
III
Mi vista se escureció, me empujaron a la
parte de atrás del carro y no pude saber de mi ubicación hasta que me quitaron la
capucha, de inmediato miré mi entorno y fingí demencia de inmediato al darme
cuenta que era el rio que estaba a dos cuadras de mi casa. Los secuestradores
me impusieron un trato bastante extraño: Ser su pasaje a la entrada del parque La
Churca para poder robar personas que estén ahí, yo no podía ni aceptar o rechazar,
debía hacer todo a cabalidad o sino yo iba a lamentarlo; comenzamos a caminar y
no conseguíamos a nadie, yo estaban muy nervioso y escuchaba dentro de mí los
gritos de mi madre entonando mi nombre, uno de ellos me empezó a hablar o yo
solo respondía con monosílabos, cuando de repente vi a un amigo policía haciendo
guardia, trate de ocultarme de alguna forma, pero Gerardo (El policía) me vio y
se acercó a mí, los secuestradores se pusieron tensos y me amenazaron diciendo
que tenía que decir que ellos eran mis amigos, yo si empecé a notar que estaban
demasiado nerviosos y busqué con la vista la pistola con la que me apuntaron y
estaban totalmente desarmados, así que empuje a uno de ellos al rio y corrí con
fuerza hacia la dirección de Gerardo, este se puso en posición defensiva y me
protegió apuntando al otro individuo, pero ya había huido. Gerardo fue a visualizar
al hombre que cayó al rio y no estaba, entonces me preguntó qué fue lo que había
pasado y yo le explique había sido secuestrado por eso sujetos, él me pidió nombres,
pero nunca los escuché, le pedí llorando que me llevara a mi casa y eso fue lo que hizo; llegué a casa mareado
con mi vista totalmente escandalizada por el color mostaza de las paredes de la
sala, llame por teléfono a mi madre y le expliqué todo lentamente para que no
se alertara, cosa prácticamente imposible de pedir, ella estaba preocupada
porque sentía que yo la llamaba con el pensamiento desde hace horas
-¡HIJO!
¿ESTÁS BIEN? ¿NO TE PASÓ NADA? -Gritó mi madre por teléfono- IRÉ HOY MISMO PARA
ALLA
-Estoy
bien madre, gracias a Gerardo no pasó nada aunque no estaría mal que vinieras
igualmente
-¿SEGURO
QUE NO NECESITAS NADA? –Comentó mi madre angustiada
-Sí
madre, necesito que me ayudes a elegir un nuevo color para pintar la sala
No hay comentarios:
Publicar un comentario